Esta frase resume el pensamiento de los niños, docentes y directivos de las escuelas de los Valles que participaron del Festival del Niño Rural, el cual tuvo lugar en la ciudad de Tilcara el pasado martes 3 de diciembre. Para ellos la actividad cultural es un espacio ineludible de expresión de sus saberes, de sus costumbres y tradiciones. A todos ellos le es común la lucha por el fortalecimiento de su identidad de la misma manera que el sentimiento de tristeza por la inexorable disminución de pobladores en la zona de los Valles y la drástica caída de la matricula escolar.
El Festival del Niño Rural es una gran oportunidad para exponer la identidad de la gente de los Valles, la que a pesar de la disminución poblacional se mantiene firme e intacta en el tiempo, tal cual lo expuso la docente de educación intercultural, Sandra Goyochea al decir que “esto de venir a participar es una oportunidad para que puedan mostrar lo que ellos son y sentirse seguros de lo que ellos son y hacen. Todos los días hablamos y charlamos que lo nuestro es puro y es nuestro, y que los saberes ancestrales tenemos que seguir manteniéndolos para no dejar que se pierdan”, añadiendo que “venir al festival es una oportunidad de conocer”.
Y fue así ya que “el lunes con los niños hemos recorrido por San Salvador, en el tren solar, han podido ir al cine, a Casa de Gobierno, y por la tarde hemos regresado a cenar y descansar. El martes fue un día bastante agitado, recorrieron los museos, fueron al Pucará, en la mañana hicieron sus exposiciones de las muestras educativas que tenían durante el año, y en la tarde se prepararon para ir al
festival. Hemos invitado a Faty Sosa para que sea parte del festival y hemos tenido mucha participación de los tíos, sobrinos, de los familiares. Como los niños viven en el verdor de los Valles, la música chaqueña es con la que ellos se identifican. Vinieron cinco Valles; Abramayo, Molulo, Loma Larga, Yala de Monte Carmelo y Alonso. La participación de los chicos fue importante” contó la intendente de Tilcara Sonia Pérez.
La estadía en Tilcara fue “una excelente experiencia. Hemos pasado momentos inolvidables. Nos volvemos a la escuela agradecidos con la atención, con la predisposición de la intendente Sonia Pérez. Estuvimos alojados en el Hotel de
Turismo, un lujo para los niños porque disfrutaron de las instalaciones, fueron atendidos, tuvieron todas las comodidades” indicó el maestro de grado Héctor Valdiviezo.
Para la docente Goyochea también “fue una experiencia muy linda porque cuando era niña participé del Festival del Niño Rural y porque tuve la posibilidad de volver a participar ahora ya como docente, fue emocionante preparar a mis niños para que puedan compartir y mostrar sus costumbres y sus tradiciones. Es muy lindo trabajar con los niños sabiendo que fue mi escuela, donde estudié en mi niñez. Desde que recibimos la invitación comenzamos a definir que quieren mostrar los niños, luego ensayamos un poco para que les salga bien. Las coplas para ellos es todo porque en el campo ellos viven copleando cuando van a pastear las ovejas, cuando salen a buscar las vacas, las coplas son parte de sus vidas. El folklore también les encanta. Preparamos lo que a ellos les gusta y viven día a día” remarcó.
La caída de la matricula escolar y la disminución de la población de los Valles es un tema
que muchos no quieren hablar, la razón es simple, les duele, y es un sentimiento que se refleja en sus ojos aguados. Pero durante la entrevista se habló del tema, como que no se puede eludir porque cada uno de ellos sabe que ingresaron a un camino que quizás no tenga retorno. “La matricula bajó bastante, cuando era niña éramos 48 alumnos, ahora contamos con 8 niños. Muy poquitos. Algunos niños de Alonso están a cargo de sus abuelos, otros viven con sus padres en el lugar. Ellos viven con sus animales y vienen al festival a mostrar lo que son. Ellos aman a su tierra”
afirmó la maestra Sandra Goyochea, quién nació en Loma Larga, estudió la primaria en la Escuela N° 133 de Alonso, se fue a la Quebrada a estudiar y después regresó a su lugar, algo que no todos pudieron hacer. “Quienes eran mis compañeros bajaron de Alonso a las ciudades por trabajo, entonces sus niños van a la escuela en Tilcara, mientras otros emigraron a otras provincias, entonces ya no hay niños en el campo” puntualizó.
“Mis cuatro hijos estudiaron en la escuela, después dos de ellos se fueron a Huacalera,
donde están trabajando, mientras que mi nena estudió la secundaria, luego se fue a Buenos Aires, donde está estudiando y trabajando. Ahora estoy con mi nietita, la hija de mi hija. Mi hija siempre vuelve, viene a ver a su hija” afirmó Lidia Martínez, quien es personal de maestranza de la escuela. Lidia nació en Mudana, un poblado distante a dos horas de camino del establecimiento educativo, donde actualmente vive con su madre. Nunca se fue, tuvo la oportunidad de ingresar a trabajar en la escuela, primero con un plan, luego como jornalizada y finalmente en planta permanente. De todas maneras a ella le da “mucha tristeza que se vayan y cada vez quede menos gente. Antes había bastante gente, ahora quedan tres familias que viven permanente en el lugar. Está mi tía Basilia, otra familia más arriba y yo. Entre nosotros nos visitamos, nos encontramos, hablamos, ellos tienen sus ovejitas y vaquitas” describió.
No caben dudas que los festivales son los espacios de expresión cultural y de realidades que de otra manera no se conocerían. El Festival del Niño Rural fue creado para mostrar los Valles y vaya si están mostrando lo que ocurre detrás de los cerros. Felicitaciones a quienes crearon este espacio cultural y también a los que hicieron posible una nueva edición: Municipalidad de Tilcara, Secretaría de Coordinación de Agencias de Desarrollo, Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la provincia de Jujuy, Ministerio de Desarrollo Humano, Hospital Salvador Mazza, Seccional 14ª, Secretaría de Gestión de Gobierno, Secretaría de Cultura, Ministerio de Educación, Teatro “Corazón de Ají”, Grupo de Danza “Despertando Sueños”, profesores Sonia Guanca y Dalmiro Llampa, Fati Sosa, Ángel Serapio, Corralón La Costanera y Humberto Ávalos (los tres últimos por el traslado de los niños).
